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Los ordenadores cuánticos actuales son a la computación cuántica lo que el ENIAC a la computación clásica; el reto es conseguir que avancen igual de rápido

El ENIAC era imponente. Intimidatorio. Este ordenador, una de las primeras máquinas de propósito general de la historia, pesaba alrededor de 27 toneladas, ocupaba 167 metros cuadrados y utilizaba nada menos que 18 000 válvulas termoiónicas.

El desarrollo que han experimentado los ordenadores clásicos ha sido asombroso. Y fue marcado ante todo por la llegada de un componente: el transistor. Hizo su debut en 1947 de la mano de John Bardeen, William Shockley y Walter Brattain, tres físicos.

Lo que nos interesa recordar en este artículo es que los transistores pusieron fin a la hegemonía de las válvulas de vacío en el mundo de la electrónica en general, y en el de la informática en particular. Su incursión dio inicio a una carrera desaforada.